Al Agosto de antes

Creía que cada amanecer se podía comenzar, aún guardo una esperanza, pero inevitablemente (¿Por qué no se puede evitar?) hoy no amanezco. Hoy quiero volver a atrás, hoy quiero esos días, hoy quiero ser canción. Necesito de mis sueños, no sé dónde quedaron, espero sólo estén durmiendo para volver a despertar.

lunes, agosto 28, 2006

Ya son dos Agostos

Ya estuve mirando...
Cuesta mirar hacia atrás, cuesta darse cuenta de que se creían en tantas cosas, se esperaban tantas cosas y ahora ya no existen.
¿Era necesario pasar por todo esto? Siento que volví al agosto de ayer, siento que estoy parada desde el mismo lugar, sin saber bien qué va a pasar, en qué volver a afirmarme, en quién volver a creer. ¿Por qué, si ya había avanzado un poco, tuvimos que retroceder al mismo punto? ¿De qué sirvieron los meses, las calles, los días, las noches?
Me reconozco en la nostalgia. Esperaría volver a tener París, Praga y algún día de sol en ese otoño tan lejano, pero ahora no los tengo; esperaría soñar que el camino volverá a aparecer, entre las dudas y los miedos; esperaría tener una sola certeza, sólo una; esperaría volver a mirar sin miedo, sin esperar...
¿Por qué necesito explicarme todo? ¿Por qué estoy así con la esperanza derrotada? Tal vez habría sido mejor evitar esto y no haber aceptado el reencuentro, quizás estaría mejor.

jueves, agosto 24, 2006

Es difícil enfrentarse al papel, a las letras y, sobretodo, al implacable e impasible paso del tiempo.

Ya las horas han quedado atrás, los días y aquellos tiempos que sólo nosotros sabemos que estuvieron. Ese tiempo nos dejó, ya, solos, nos dejó a la suerte y al porvenir aquel que ojala conociéramos con anterioridad.

¡Cuánto quiero a veces que el tiempo no avance, que ciertas cosas no cambien, que seamos exactamente quiénes debiéramos haber sido en ese momento!

Supongo que al igual que Silvio, hemos gastado tantos papeles recordando y lo seguiremos haciendo.

Muchas veces hablamos de la memoria, ¿cierto? Mi memoria está llena; los recuerdos viven y sobreviven a tantas cosas, tantas tormentas, tantos ocasos, tanto, tanto.

Tal vez es esa nostalgia la que a veces no nos hace levantarnos. Creo que no hay que evitarla, pero también creo que debemos ser capaces de ser valientes, bravos, grandes para atrevernos a no dejar que las cosas sólo se transformen en recuerdos, debemos atrevernos a construir cada nuevo día con todo el amor y la magia que existe en nosotros, nada más y nada menos que eso.

Recuerda, recuérdalos, recuérdanos, pero NO lo dejes al recuerdo, déjalos(nos) en el futuro, en lo que viene, en ese inmenso y bello mañana que nos dará las mejores vidas, nos dará las mejores canciones, las mejores calles, el mejor Buenos Aires que hayamos visto nunca.